Cómo y por qué reacciona nuestro cuerpo al estrés

Nuestros ancestros a menudo se enfrentaban a situaciones peligrosas. Los ataques de un animal o enemigo, resistir las fuerzas de la naturaleza, e incluso conseguir alimentos, eran situaciones que requerían reaccionar de forma rápida y precisa.

El cuerpo humano ha aprendido a reaccionar inmediatamente ante los peligros con la liberación de las hormonas del estrés:

cortisol y adrenalina. Estas son responsables del aumento en el ritmo cardíaco, una subida de tensión y de que el flujo de sangre se dirija a los músculos para lograr una exitosa reacción de «lucha o huida», dependiendo de la situación.

Los tiempos han cambiado y hoy en día prácticamente no hay razones reales para luchar o huir. Los humanos han adaptado este mecanismo a las realidades modernas. Todavía nos concentramos activamente y sentimos tensión muscular cuando estamos estresados. Sin embargo, ahora nos ayuda a afrontar los cambios en condiciones habituales o una gran carga de trabajo.

El valor de este magnífico mecanismo es enorme porque ha ayudado a los humanos a sobrevivir durante muchos siglos.

¿El estrés está solo en tu cabeza o en todo tu cuerpo?

A primera vista, podría parecer que el estrés solo está relacionado con las emociones y que complica las relaciones con otras personas.

El hecho es que, cada vez que sientes estrés, se activa una reacción en cadena que afecta a todo tu cuerpo.

El sistema nervioso alerta al sistema endocrino para que empiece a producir hormonas del estrés y prepare al cuerpo para evitar el peligro.

La respiración se incrementa para llevar oxígeno más rápidamente al torrente sanguíneo.

El sistema circulatorio eleva la presión para acelerar el transporte de nutrientes y oxígeno a los músculos. Los músculos entran en un estado total de alerta de combate.

Bajo un estrés permanente, el cuerpo es como una cuerda tirante. No ignores la presión constante que tiene sobre todos los sistemas de tu cuerpo. Esto puede traerte consecuencias desagradables.

Enfermedades relacionadas con el estrés

¿Has notado lo fácil que se te contagia un resfriado o un virus mientras estás en una situación vital difícil? A primera vista, esto puede parecer una coincidencia, pero hay una conexión directa entre el estrés y una mayor susceptibilidad a las infecciones.

Bajo estrés, el cuerpo mantiene a los sistemas cardiovascular, respiratorio y muscular en un estado constantemente activo para resistir la adversidad.

El sistema inmunitario es muy sensible a las señales de los sistemas nervioso y endocrino. Los cambios en sus funciones a menudo provocan un sistema inmunitario afectado.

La vulnerabilidad a las enfermedades aumenta porque en este momento el cuerpo no tiene suficientes recursos para resistir, debido a que sus fuerzas están dirigidas a combatir el estrés.

Experimentar estrés agudo una vez no causará problemas graves, pero si se convierte en algo crónico, puede ser perjudicial para la salud y causar varias enfermedades.

Tensión arterial incrementada a largo plazo, que es la forma del cuerpo de reaccionar ante el estrés, puede causar alteraciones en el ritmo cardíaco o resultar en un infarto o ictus.

Las mujeres pueden sufrir de alteraciones del ciclo menstrual y libido disminuida.

El estrés a largo plazo puede resultar en problemas de piel y pelo como acné, psoriasis y eccema, así como pérdida permanente de pelo.

El tracto gastrointestinal también puede verse afectado negativamente y resultar en gastritis, colitis ulcerosa e irritación del intestino grueso.

El estrés crónico causa pérdida de energía, depresión y otros problemas de personalidad.

Aunque el estrés es parte de nuestras vidas, es importante no dejar que se convierta en un problema grave de salud.

Hay aproximadamente 50 síntomas del estrés, pero por ignorancia, muchos pueden confundirse con enfermedades normales. Cada persona tiene su propia combinación de síntomas.

El estrés afecta a la salud física, las capacidades cognitivas, las emociones y la conducta.

Si, durante un periodo vital difícil, uno experimenta dolores de cabeza o dolores musculares, problemas para dormir y para hacer la digestión, fatiga y libido disminuida, entonces es bastante posible que sean síntomas del estrés.

El estrés a menudo altera la conducta. Las personas se ponen más nerviosas y se quejan más, su estado de ánimo puede cambiar en un minuto, o experimentan incontrolables explosiones de ira.

También influye frecuentemente en el apetito, y puede desaparecer o hacerse excesivo.

Puede incrementar con el uso de sedantes y el consumo de alcohol o tabaco.

El impacto emocional del estrés puede ser el más intenso. Causa ansiedad, olvidos, pesimismo, agotamiento, soledad y dificultad para concentrarse.

A largo plazo puede traer un deterioro significativo de la salud, así que es importante que puedas reconocerlo y sepas cómo aliviarlo.

El estrés episódico agudo: cuando la tensión se vuelve problemática

Si una persona pasa por situaciones estresantes consecutivas (por ejemplo, la pérdida de trabajo, una ruptura amorosa, etc.) durante un periodo corto de tiempo, esta condición puede llamarse estrés episódico agudo.

Pueden hacer falta desde varios días hasta varias semanas para resolver esta situación.

Durante este tiempo, el cuerpo estará bajo una gran presión y responderá necesariamente con síntomas de estrés: problemas para dormir, dificultad para concentrarse o comunicarse, indigestión, distracción, fatiga e irritabilidad.

Este tipo de estrés supone un gran peligro para tu salud, así que es extremadamente importante que reconozcas sus síntomas y empieces a aliviarlos.

Causas del estrés crónico

Incluso las personas más estables mentalmente pueden verse envueltas en una situación que les provoque preocupación y ansiedad constante durante un periodo extenso. Esto es conocido como estrés crónico.

Las causas pueden ser psicológicas (fatiga severa, demasiada responsabilidad), social (una pérdida de trabajo) o fisiológicas (una enfermedad a largo plazo).

Algunas veces, un evento desagradable puede no ser duradero, pero puede afectar tanto a alguien que no podrá superar sus consecuencias por un tiempo (por ejemplo, la pérdida de un ser querido o un abuso).

La característica distintiva de este tipo de estrés es su duración. Una persona que experimenta estrés crónico no es capaz de salir de un estado deprimido por un periodo extenso.

En este caso, los síntomas ordinarios de estrés se agravan y pueden afectar significativamente a la salud. El estrés crónico es la causa de muchas enfermedades graves.

¿Cómo puede afectar el estrés a tu vista?

En situaciones críticas, el cuerpo comienza a adaptarse a nuevas condiciones. El estrés afecta negativamente el trabajo de muchos sistemas y órganos del cuerpo, incluyendo los ojos.

Provoca la liberación de adrenalina en la sangre. El músculo ocular, responsable de la curvatura del ojo, se encoge y fija el cristalino para que se enfoque en lo más lejano.

Por eso es casi imposible enfocar objetos directamente delante de los ojos cuando se experimenta una tensión nerviosa grave.

Al mismo tiempo, la pupila se dilata, lo que deja pasar la máxima cantidad de luz para ver mejor. En este caso se puede experimentar la visión en túnel, que es la pérdida de la visión periférica.

En una situación estresante, la respiración se acelera y se produce la hiperventilación (el contenido de oxígeno aumenta y el nivel de dióxido de carbono disminuye). Esto puede llevar a ver «motas flotantes» y «estrellas» delante de los ojos.

También es posible que experimentes contracciones de los párpados (micoquimia), sequedad en los ojos y dolores de cabeza asociados al aumento de la presión ocular.

Estos síntomas deberían desaparecer cuando los factores del estrés ya no están. De lo contrario, debes consultar a un médico.

¿Puede el estrés provocar una pérdida de memoria?

En situaciones críticas, el cuerpo produce más hormonas del estrés, como el cortisol.

Está comprobado que cuando el nivel de cortisol aumenta, la productividad se reduce y la memoria empeora. Se hace difícil pensar y estás distraído y olvidadizo.

En situaciones de estrés, el cuerpo necesita glucosa y sufre una crisis energética, lo que provoca que la memoria se debilite.

Por esta razón, es posible que a menudo te resulte difícil recordar momentos estresantes, incluso después de que te hayas calmado.

Sin embargo, es bastante común que el estrés a corto plazo no reduzca, sino que estimule el trabajo del cerebro, lo que potencia la inteligencia.

Se desconoce cuál es el motivo de esto. Puede que se deba a características fisiológicas.

Como resultado del estrés a corto plazo, no se pierde memoria, sino que se experimenta una pérdida temporal de la misma. Sin embargo, el estrés prolongado puede provocar problemas más graves.

¿El estrés tiene el mismo efecto en hombres y mujeres?

Los hombres y las mujeres tienden a reaccionar al estrés de forma diferente, tanto psicológica como biológicamente.

En una situación crítica, los hombres se adhieren a la estrategia de «luchar o huir», mientras que las mujeres eligen la posición de «tener cuidado y reconciliarse».

Esto significa que los primeros están orientados a la acción, mientras que las segundas tratan de adaptarse o buscar apoyo.

Esto se debe a las diferentes reacciones al estrés de los sistemas cardiovasculares masculino y femenino.

En los hombres, la presión arterial aumenta y los ritmos cardíacos se incrementan, mientras que en las mujeres hay una disminución en el flujo sanguíneo al corazón.

Además, las hormonas también influyen. En ambos sexos, el cortisol se produce debido al estrés. El cuerpo femenino lo neutraliza con estrógeno, mientras que los hombres no tienen suficiente para estos fines.

En situaciones estresantes, las mujeres son menos impulsivas, mientras que los hombres actúan de manera temperamental.

Como resultado, las mujeres son más tolerantes al estrés, aunque lo sufren el doble que los hombres.

Cómo combatir el estrés

A pesar de las propiedades reductoras del estrés de las hormonas y la química cerebral femeninas, las mujeres son más susceptibles a los efectos físicos y emocionales del estrés que los hombres.

El paso más importante en la gestión del estrés es anticiparlo e idear un plan para eliminar la tensión.

Consejos principales para aliviar la ansiedad:

  • Relájate
  • Dedica tiempo a la familia
  • Disfruta de actividades que generen emociones positivas
  • Haz un seguimiento de cómo te sientes para descubrir patrones

Una de las formas más fáciles de afrontar el estrés repentino es respirar profundamente. Puedes practicar esta técnica en cualquier lugar: en casa, en el transporte público, en el trabajo, etc. Haz este ejercicio entre 5 y 30 minutos y te sentirás mejor.

  • Siéntate derecha, cierra los ojos y pon una mano en el estómago. Céntrate solamente en tu respiración. Inspira profundamente a través de la nariz y siente cómo el aire pasa a través de tu cuerpo.

También puedes intentar inhalar a través de tu boca, llenando completamente tus pulmones de aire.

Respirar profundamente aumenta el suministro de oxígeno al cerebro y estimula el sistema nervioso, lo que causa que el cuerpo se relaje naturalmente. La respiración se hace lenta y la presión sanguínea disminuye.

Sugerir a alguien que haga deporte cuando experimente ansiedad, depresión o fatiga puede parecer fuera de lugar.

¿La actividad física realmente ayuda cuando la vida parece tan difícil? ¡Sorprendentemente, es probable que incluso una caminata de 20 minutos alivie tu condición!

¿Cómo funciona? Los movimientos repetitivos asociados con el ejercicio o caminar te ayudan a centrarte en tu cuerpo y apartar tu atención de los problemas.

La actividad motora aumenta la producción de endorfinas en tu cerebro, que es por lo que nos sentimos satisfechos durante mucho tiempo después de entrenar.

Los mejores remedios para el estrés incluyen caminatas activas, correr, nadar, bailar y entrenar en el gimnasio.

Haz ejercicio, disfruta de masajes y tratamientos en spas y duerme suficiente. Simplemente relájate, y lo conseguirás

Tratamientos que podemos ofrecer a nuestros pacientes para bajar sus niveles de estrés:

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