Los abuelos y, quienes han sufrido fracturas o lesiones óseas, tienen la capacidad de predecir cuándo va a llover, basados en el dolor que sienten en huesos  y articulaciones. Este “súper-poder” no se trata de un mito de la ciencia, sino que tiene un asidero real. Hoy, queremos contarles por qué duelen los huesos cuando va a llover.

Culpa del clima

Los huesos y especialmente las articulacionesresponden a los cambios en el clima y la ciencia ha podido explicar a qué se debe tan particular situación, que transforma a algunos en unos verdaderos meteorólogos. Mientras más daño se tenga en las articulaciones, más exactos son los pronósticos. Quienes tienen artritis son quienes más sufren de dolor cuando cambia el clima y, la ciencia tiene varias explicaciones para definir por qué ocurre tan extraño fenómeno.

La más aceptada y comprobada se basa en el cambio de la presión atmosférica , que tiende a disminuir cuando se acerca el mal clima, creando el mencionado efecto en el cuerpo. La gente sana no notará cambios, pero quienes tiene algún daño en los tejidos, sienten como esa presión más baja hace que estos se expandan, haciendo presión sobre la articulación.

Quienes sufren lesiones articulares, saben que los nervios que las rodean están más sensibles y, por ello, sutiles cambios en el ambiente pueden transformarse en dolores. No importa si es que se acerca una tormenta o solo una leve lluvia, el dolor estará presente.

Efectos de la presión atmosférica sobre el cuerpo

Tal como la bajada de presión atmosférica en los días de lluvia provoca expansión de tejidos y, por consecuencia, dolor en las articulaciones, los diferentes cambios en ella también son culpables de otros efectos.

Cuando viajamos en avión, la altitud, pese a que las cabinas están presurizadas, puede hacer que nuestros pies se hinchen. Ello también se debe a la menor presión atmosférica.

Si estamos ubicados a nivel del mar y, tampoco nos movemos durante largos periodos de tiempo, no sufriremos de hinchazón, ya que allí la presión permanece alta y estable.

Recomendaciones

Para mejorar los síntomas se recomienda aplicar calor local y realizar ejercicios suaves con el fin de activar la circulación en las zonas afectadas para que llegue una mayor cantidad de oxígeno y nutrientes a los tejidos afectados.

También se recomienda terapias alternativas como la fango-terapia donde utilizaremos la arcilla roja que es la más remineralizante, (es una arcilla grasa de uso externo y se utiliza para procesos osteoarticulares inflamatorios. Se mezcla con agua hasta formar una pasta y se aplica en la articulación dolorida y se deja enfriar.    La hidro-terapia que es una terapia que usa el agua como agente curativo en sus múltiples y variadas posibilidades, aplicada sobretodo en balnearios, centros de talasoterapia, etc. Aunque también es posible realizarla en casa  sumergiendo el área en un recipiente que contenga agua caliente a 36 grados aprox. y conservar allí por 10 minutos. Luego, sumergir dicha zona nuevamente, pero en agua fría por 5 segundos. Repetir el ciclo un total de 3 veces.

Sin olvidarnos la importancia de acudir a un especialista en terapia manual que nos podrá ayudar y aconsejar en la recuperación de esta dolencia.

La dieta también es muy importante, se deben evitar las grasas saturadas, embutidos, carnes rojas, harinas blancas refinadas, el exceso de sal, productos lácteos, café y alcohol. Aumentando el consumo de pescado, vegetales y frutas. Una dieta alcalinizante que ayude a bajar la acidez que existe a nivel de los tejidos del cuerpo.