Decía Platón que el cuerpo es la cárcel del alma. Porque en ocasiones, en lugar de ser nuestro aliado es el mensajero de algo que duele, de algo que no va bien. Así, y en caso de que te hayas preguntado alguna vez cómo afectan las emociones a la espalda, la respuesta no puede ser más clara: generan contracturas, tensiones y dolores que los fármacos no siempre alivian.

Hablar de dolor de espalda es referirnos a una de las condiciones más comunes de la población junto con las cefaleas. Se estima que 1 de cada 10 personas lo sufre a menudo y que es, además, una de las principales causas de baja laboral. Por otro lado, y a pesar de que esta dolencia tenga por lo general los más diversos orígenes: mala ergonomía laboral, hernias, problemas renales, osteoporosis, artritis, degeneración de discos, etc., hay un aspecto que a menudo queda descuidado.

Hablamos, cómo no, de la relación mente-cuerpo. En especial de las emociones y de su impacto en esa complejísima pero fantástica combinación de huesos, ligamentos, tendones, músculos, espacios intervertebrales, articulaciones y nervios. Factores como el estrés o la ansiedad generan pequeños cambios en estas estructuras que, poco a poco, se traducen en inflamación, en problemas de coordinación y en esos episodios marcados por el dolor que tanto afectan a nuestra calidad de vida.

Cómo afectan las emociones a la espalda

El modo en cómo afectan las emociones a la espalda es tan variado como llamativo. Hay expertos que no tienen prejuicios a la hora de señalar que la columna vertebral es el soporte no solo de nuestras cargas físicas, sino también las emocionales. La espalda es como el pilar de nuestra existencia, y no hablamos en términos espirituales o trascendentales. No tenemos más que recordar su función estructural: proteger y recubrir nuestro delicado sistema nervioso.

Sentir dolor lumbar, sufrir una contractura o lo que es peor, padecer dolor crónico de espalda paraliza la propia funcionalidad, nos obliga a detenernos. El dolor es, por encima de todo, como ese perro fiel que hay ante nuestra casa y que ladra cuando hay un peligro. Hacerlo callar mediante fármacos no servirá de nada si no conocemos la causa, si no desvelamos qué es eso que está amenazando el «pilar de nuestro cuerpo», el equilibrio de nuestra existencia física.

La tristeza, la preocupación y el estrés y su relación con la espalda

Por llamativo que nos parezca, el dolor de espalda suele ser uno de los síntomas físicos más comunes en pacientes con depresión o ansiedad generalizada.

No podemos olvidar que el dolor es, por encima de todo, una experiencia neurológica transmitida por nuestro sistema nervioso. Así, en esos estados caracterizados por la angustia, el miedo, la decepción o el desánimo lo que hay en nuestro cerebro es un desequilibrio químico. Una irregularidad entre la serotonina y la norepinefrina genera, por ejemplo, un incremento en la percepción del dolor.

A su vez, esos estados caracterizados por el estrés o la ansiedad se traducen en un mayor nivel de cortisol en sangre. Esta hormona aumenta el flujo de sangre, eleva la tensión muscular e incluso facilita la aparición de ciertos procesos autoinmunes que pueden atacar a las articulaciones, favorecer la inflamación de los nervios e incluso reducir el calcio de nuestros huesos.

El dolor emocional y el dolor de espalda

Natación, antiinflamatorios, relajantes musculares… Ninguno de estos enfoques sirve cuando la persona que sufre dolor de espalda padece en realidad dolor emocional. el sufrimiento emocional es el indicador de que alguna parte de nuestro ser está rota, fragmentada. Esa lesión invisible se somatiza generalmente en forma de dolor de espalda, cefaleas, problemas digestivos…

Las Vértebras cervicales

Se relacionan con la comunicación y como afrontamos la vida. Representan nuestra flexibilidad para cambiar, para superar, para enfrentar lo que se vive. Un dolor en el cuello indica negación, rigor, y obstinación. Así que pregúntate, qué tan flexible eres o qué tan terco eres. Entre más seas obsesivo por hacer las cosas a tu manera y a tu modo y entre más te niegues a cambiar o a hacer cosas diferentes o a hacer las mismas cosas de manera diferente, más te dolerá el cuello. Y si amaneces con dolor en el cuello, no es que hayas dormido en mala posición, es por aquello que vienes pensando hace tiempo o unas horas antes en donde interviene tu necedad por no “cambiar en algo” …

Si el dolor de espalda ocurre al nivel de los hombros, significa que existe una falta de apoyo emocional por parte de tus seres queridos. Te sientes sólo en ese importante proyecto, te sientes sin apoyo para hacer algo, necesitas amor y abrazos que te motiven. En el momento en que tu seguridad crezca y no necesites la aprobación de los demás, adiós dolor. Tú puedes.

Las Vértebras dorsales

Son las vértebras a la altura del pecho, pero obviamente en la parte posterior. El dolor en estas vértebras provoca que nos inclinemos hacia adelante, como si cargáramos un gran peso en la espalda. Estas vértebras suelen doler cuando nuestra vida diaria está llena por responsabilidades que no queremos, que no aceptamos. Y puede ser tan simple como lavar los platos, planchar o cualquier actividad que “no nos gusta”. O puede ser cargar con la responsabilidad de mantener a toda una familia, cuidar de alguien, realizar un trabajo que no nos complace.

Cuando te duelan estas vértebras, pregúntate qué estás haciendo que no te gusta o con qué responsabilidad estás cargando que no aceptas ni disfrutas. La parte central de la espalda, digamos entre el pecho y el ombligo, pero en la parte posterior, representan la culpa. Son las vértebras más pequeñas y menos flexibles de nuestra espalda. Los dolores en dichas vértebras pueden deberse a angustia, estrés, inquietud, ansiedad, tristeza, pero sobre todo de culpabilidad por algo que hemos hecho o hemos dicho.

Cuando te duelan estas vértebras, pregúntate en qué te has comprometido sin quererlo o por qué te preocupas más por los demás que por ti. ¿Te comprometiste a cuidad a tus sobrinos cuando en realidad querías ir a cortarte el cabello? Cosas tan simples como este ejemplo, pueden hacer que duela la parte media de la espalda, ya imaginarás un compromiso mayor. O una culpa mayor.

Las Vértebras lumbares

Estas vertebras van desde tu cadera hasta tu coxis, esas que representan tu verdadera esencia y aquello que no puedes negar. Esta zona representa tu voluntad y tu equilibrio y hasta tu vida espiritual, tu verdadera naturaleza está determinada por esta zona. Tú puedes andar por la vida diciendo que vives en paz, que nada te preocupa, que tu vida es perfecta y feliz, pero de pronto, viene un dolor en esta parte que te dice: “la verdad es esta…” Necesitas preocuparte menos por el dinero… Necesitas vivir en equilibrio…. Necesitas tener paz….

Como combatir el dolor de espalda y el estrés

  • Masaje

El masaje actúa sobre el sistema nervioso del paciente a través de las terminaciones nerviosas de la piel, estimulando la liberación de endorfinas, que son sustancias químicas naturales que lo ayudan a “sentirse bien.” Recibir un masaje ha demostrado ser eficaz para aliviar el dolor de las migrañas, dolor de parto, fibromialgia, etc. También reduce el estrés, la ansiedad y la depresión, disminuye los síntomas del síndrome premenstrual y puede proporcionar alivio en casos de artritis al aumentar la flexibilidad articular.

  • Osteopatía

La Osteopatía es una terapia manual, que actúa sobre el sistema músculo esquelético (articulaciones, músculos, ligamentos tendones y envoltorios musculares llamados fascias), y otros sistemas como el nervioso, endocrino, digestivo etc.…, así como en los bloqueos somato emociónales.

Su objetivo es aliviar el dolor, incrementar la movilidad de los diferentes tejidos entre sí y restablecer la armonía global y la salud del organismo. La Osteopatía considera que el cuerpo humano es un conjunto complejo, anatómico, fisiológico y psicológico, en el que todos los elementos constitutivos son interdependientes. Por ello, la Osteopatía es una terapia que entiende al individuo en su globalidad.

  • Relajación muscular progresiva

Consiste en tensar y relajar todos los grupos musculares principales, uno cada vez, de la cabeza a los pies. Al aprender a sentir la diferencia entre tensión y relajación, se puede llegar a desconectar de forma más activa la respuesta de lucha o huida del cuerpo del paciente frente al dolor, que es la causa de casi todas las dolencias, la depresión y el estrés.

  • Taichí

Mientras practica taichí, la mente del paciente debe mantener la concentración sobre los movimientos del cuerpo, con relajación y respiración profunda, mientras ignora los pensamientos que lo distraen. Parte del encanto de esta técnica es que se trata de un ejercicio muy suave, por lo que resulta una forma ideal de actividad para las personas con dolor u otras condiciones que impiden una actividad más vigorosa. Incluso se puede practicar taichí estando en silla de ruedas. La literatura médica muestra que el taichí ayuda a reducir la depresión, la ansiedad y el estrés.

  • Técnicas de respiración

La respiración profunda ayuda a activar el sistema nervioso parasimpático, induciendo a la relajación. La técnica de respiración denominada 4, 7, 8 funciona como un tranquilizante natural para el sistema nervioso.

¿CÓMO FUNCIONA?

Tome aire por la nariz durante 4 segundos.

Mantenga ese aire en los pulmones durante 7 segundos.

Expulse todo el aire durante 8 segundos.

Repita este proceso hasta que se quede dormido.

Se recomienda que durante el procedimiento se mantenga la punta de la lengua tocando el paladar de la boca.

  • Yoga

El yoga ha demostrado ser particularmente beneficioso si se sufre de dolor de espalda, y también puede ser de gran beneficio para la salud mental del paciente. De acuerdo con los hallazgos recientes, el yoga parece tener un efecto positivo sobre afectaciones tales como la depresión leve, problemas de sueño o esquizofrenia. Algunos estudios sugieren que el yoga puede tener un efecto similar a los antidepresivos o los tratamientos con psicoterapia, al influir en los neurotransmisores y aumentar la serotonina.