En artículos anteriores hablamos de la relación que existe entre las vértebras cervicales y dorsales con las emociones. En está ocasión nos centramos en las vértebras del segmento lumbo-sacro.

Zona lumbar

Frecuentemente confundida con los riñones, esta área se sitúa entre la cintura y el coxis. Dolores en esta región manifiestan la presencia de inseguridades materiales (trabajo, dinero, bienes) y afectivas. Si se trata de un pinzamiento de los discos lumbares, probablemente se deba a que pones demasiada presión sobre ti mismo en hacer cosas para que te amen.

Vértebras Lumbares

L1: la primera vértebra lumbar está afectada cuando vives un sentimiento de impotencia frente a alguien o a algo que no te conviene y que tienes la sensación de no poder cambiar. La vértebra L1 en mal estado puede traer alteraciones relacionadas con las funciones de digestión (intestino delgado y colón)

L2: El estado de la segunda vértebra lumbar depende mucho de tu flexibilidad frente a ti mismo y a los demás. La soledad y la amargura generalmente causadas por una timidez pronunciada son también factores importantes que pueden afectar a esta vertebra. Se debe recalcar que esta vértebra en malas condiciones puede conllevar alteraciones del abdomen, el apéndice o las piernas en donde podría aparecer várices.

L3: la tercera vértebra lumbar se ve sobre todo afectada cuando se viven situaciones familiares tensas o tormentosas. La mala condición de L3 puede conllevar molestias en los órganos genitales, en el útero (en la mujer), en la vejiga o en las rodillas, manifestándose alteraciones como la artritis o dolores.

L4: Cuando la cuarta vértebra lumbar se rebela, es frecuentemente porque tienes dificultad en transigir con la realidad de todos los días. Se debe observar que esta vertebra en mal estado puede conllevar dolores en la región del nervio ciático y alteraciones de la próstata.

L5: la quinta vértebra lumbar está afectada por celos, disgusto, frustración. Un mal estado de L5 puede ocasionar dolores en las piernas, desde las rodillas hasta los dedos de los pies.

Zona Sacro y coxis

Es la que nos sujeta y nos mantiene rectos en la vida. Es quizás la parte que más dolores provoca en la mayoría de personas. Representa el fundamento de la sexualidad, la realización adecuada de mis necesidades básicas (sexualidad, alimento, protección, techo, amor, etc.).

Vértebras del Sacro o Sagradas

S1, S2, S3: ya que las 3 primeras vértebras pertenecientes a la zona del sacro están soldadas juntas, se tratarán juntas. Constituyen un todo. Reaccionan con la rigidez, con la estrechez mental en relación a ciertas situaciones o ciertas personas, mentes cerradas que rehúsan oír lo que los demás han de decir. Se generan problemas en la comunicación tanto verbal como sexual.
S4, S5: todos los deseos tienen su origen en las vértebras cuarta y quinta del sacro. Si eres capaz de administrarlas bien, si tomas el tiempo de descansar y hacer las cosas que te gustan, funcionarán bien. Un desequilibrio de este centro energético puede aparecer en las dolencias físicas siguientes: referente a los órganos genitales, puede haber infertilidad o frigidez; en cuanto a la relación con el aparato urinario: cistitis, cálculos; en lo referente a la digestión y la eliminación, molestias a nivel digestivo.

El coxis está formado de cinco vértebras coxigianas que están soldadas juntas. Representa la dependencia frente a la vida o a alguien más. Al estar vinculado el coxis con el primer chakra, un desequilibrio al nivel de este centro de energía puede conllevar desordenes físicos, los más corrientes desde la zona del colón hasta la zona anal, la vejiga o la próstata. También se pueden encontrar dolores en la base de la columna vertebral, una toma o pérdida de peso considerable y una mala circulación sanguínea al nivel de las piernas, manos y pies.

Como nos ayuda La Osteopatía

El mayor beneficio que presenta la osteopatía es el principio de ‘mínima intervención’. Al contrario de las directrices y patrones de actuación de las terapias normalizadas, la medicina osteopática no busca la intrusión directa en una dolencia para erradicarla, sino que analiza el posible origen y estudia la evolución. Con esta información el profesional puede paliar la dolencia eliminando la causa que la origina, sin técnicas tan invasivas o agresivas, fomentando así la capacidad de autocuración del organismo.
Y es que, está demostrada, la facultad que posee el cuerpo humano de regenerarse, de auto sanarse, de adaptarse a los mecanismos lesionales y a las agresiones externas: los seres humanos son capaces por sí mismos de cicatrizar sus heridas, cerrar ulceraciones, sanar de procesos gripales eliminando agentes infecciosos, soldar fracturas óseas, recubrir objetos extraños con tejido fibrótico…; la osteopatía, sencillamente, ayuda con sus técnicas a mantener esta virtud.

Recomendaciones para mejorar la movilidad y el dolor lumbar

Tumbada, en una posición cómoda acerca tus rodillas al pecho. Mantén esta posición durante unas respiraciones sintiendo como tu espalda toma contacto con el suelo y se estira. Puedes balancearte de un lado a otro masajeando tu espalda.
Este ejercicio te ayuda a tomar conciencia de la zona lumbar al tiempo que la estira.

Eleva primero sólo la pelvis del suelo y baja. Luego despega la pelvis y la zona lumbar, sintiendo como articulas la columna, es decir, subes poco a poco y no toda la espalda a la vez como si fuese un bloque. Por último, despega tu espalda hasta que estés apoyada sobre tus hombros.
Realiza 10 repeticiones de cada uno de estos ejercicios de manera lenta y suave, concentrada en el movimiento de tu columna y en el trabajo de los glúteos.

Colócate de rodillas con tu espalda plana y paralela al suelo. Desde esa posición redondea toda tu espalda, acercando la nariz a la pelvis y la pelvis a la nariz. Y vuelve a la posición de inicio. Repite 10 veces este movimiento.

Siéntate sobre tus talones. Descarga el peso de la pelvis hacia los talones y apoya tus brazos y la frente en el suelo. Si no llegas puedes utilizar un cojín. También puedes colocar un cojín sobre tus talones si te molestan las rodillas.
Mantén esta posición varias respiraciones sintiendo como en cada inhalación tu espalda se llena de aire, y como al exhalar se relaja y estira.

Intenta realizar los ejercicios en una habitación silenciosa y con buena temperatura, se trata de centrar la atención en los músculos que estamos estirando, ayúdate de una respiración pausada y buena música.
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